El ingeniero agroforestal Diego Aliaga Barrena, de la Universidad Científica del Sur, brinda su perspectiva sobre las causas y consecuencias de estos siniestros ambientales que afectan al país.
En las últimas semanas, los incendios forestales que se han despertado a lo largo del país han comenzado a consumir ecosistemas completos, arrasando con la flora y fauna que los habitaban. De acuerdo con el último informe del Instituto Nacional de Defensa Civil, desde julio se han registrado 361 siniestros activos en 22 regiones del Perú, los cuales han convertido en cenizas a más de 5 mil hectáreas de bosques.
Por ello, Científica Divulga conversó con el ingeniero agroforestal de la Universidad Científica del Sur, Diego Aliaga, quien asegura que la falta de protección legal y de educación en conservación de estas áreas han sido también causas directas de su destrucción.
“Si no se trabaja de la mano con las personas locales [para recuperar los espacios dañados por los incendios], nunca va a ser exitoso. Eso está comprobado. La sociedad debe ser partícipe”, afirma el investigador y exresponsable del Centro de Innovación Agrícola de la Científica.

¿Cuál es el principal impacto de los incendios forestales en la biodiversidad peruana?
De hecho, estos incendios afectan diferentes tipos de ecosistemas, en este caso ecosistemas boscosos. Estos ecosistemas están ubicados en la ceja de selva, que es nuestra región más rica en números de especies tanto de flora y fauna, es decir, la diversidad biológica. Sin embargo, algo que a mí me preocupa es que, cuando hablamos de cobertura forestal, hablamos de un tipo de uso de suelo. Hoy, tenemos una legislación un poco dócil ante el cambio de uso de suelo, a partir de la modificación de la Ley 29673, Ley Forestal y de Fauna Silvestre. Antes de esta modificación un suelo forestal era suelo forestal haya o no haya árboles. Luego de esta modificación, si antes había árboles y, de alguna forma desaparecieron, se puede hacer un cambio de uso de suelo, tanto para agricultura, como para una de las actividades más nefastas que tenemos, que es la minería, sobre todo la ilegal.
Esta situación, lamentablemente, se presta a interpretar que en diversos lugares ya no existe bosque a causa de los incendios. Con ello, muchas personas pueden generar un beneficio propio, o favorecerse del cambio de uso de suelo, lo cual, refiriéndome a la agricultura y la minería, es la práctica que más atenta contra nuestros recursos forestales, y su conservación, y subsecuentemente en la flora y fauna asociada. Ante esta nueva legislación, las personas deforestan, bien con la tala o con la quema, y luego hacen otra práctica, reemplazando el suelo ocupado por la cobertura boscosa, por una agricultura realmente escasa en temas de productividad, o por minería, que sencillamente termina degradando el suelo y el ecosistema. La ciencia lo evidencia, no tiene sentido cambiar una cobertura forestal por agricultura, sobre todo por monocultivos. No tiene sentido cambiar un ecosistema boscoso rico por actividades mineras. Estamos perdiendo recursos de flora y fauna, que ni siquiera conocemos, eso es nefasto realmente.
¿En qué medida los incendios forestales afectan al ciclo hidrológico y el suelo de los ecosistemas?
El hecho de que estos ecosistemas boscosos se vean afectados por un incendio definitivamente va a generar una una perturbación al ciclo natural de todos sus procesos ecológicos, incluido el hídrico. Se tendrían consecuencias como, por ejemplo, el descenso del cauce de alguno de los ríos de las cuencas. Los recursos hidrobiológicos asociados también se verían afectados. La fauna también, porque necesitan de agua. Los mismos árboles serían afectados, y estamos hablando de árboles valiosos por el impacto que estos tienen en el ecosistema. Son árboles longevos, cada uno de ellos es un ecosistema, por eso se pierde mucho, aunque el impacto va a depender de la escala del incendio.
Sobre el uso del suelo, hay un tema con la situación de la quema, porque cuando uno incorpora algún tipo de ceniza al suelo, este se puede enriquecer de alguna u otra forma, por eso es una práctica tradicional de años. Pero hace 50 o 100 años, el contexto global era distinto. Ahora que, gracias a la tecnología, podemos identificar diferentes focos de calor, sabemos en qué lugares deberíamos prevenir que se realicen este tipo de prácticas. Sabemos que es un tema complejo, que debemos tomarlo con pinzas, porque las personas que la realizan dependen de estos trabajos, pero debemos tomar decisiones en consenso, y ofreciendo otras alternativas de desarrollo.
Por otro lado, si antes tenía una cobertura forestal, que es como tener una casa con techo, y luego del incendio ya no la tengo, vemos que la precipitación, la lluvia, cae sobre el descampado donde antes había bosque, que amortiguaba esta caída. Esto por supuesto que va a generar erosión ya que luego se prestan para que se generen potenciales huaicos. Entonces, es una serie de eventos que van siendo desencadenados, y son subsecuentes a la pérdida de la cobertura forestal, eso es lo valioso de tener bosques en pie intactos.

¿Existe la posibilidad de que estos ecosistemas afectados puedan recuperarse óptimamente?
Gracias a la naturaleza, se ha demostrado y se ha evidenciado que esta tiene una capacidad de resiliencia tremenda, o sea, de volver a su estado nativo luego de una perturbación. Si logramos determinar bien las áreas y tratar de establecer un cerco, un escudo legal, para no intervenir en ellas, no promover el cambio de uso de suelo, tranquilamente estos ecosistemas podrían recuperarse solos, eso está demostrado. Ahora, en algunos lugares va a tomar muchos años que vuelva a equilibrarse, mientras que en otros no, pero sí, la naturaleza tiene una capacidad de resiliencia tremenda, eso es una realidad.
Es cuestión de dejar que la naturaleza se recupere, y, por supuesto, generar también un marco de prevención. Si bien tenemos muy buenos bomberos forestales, y también hemos visto muy buenas acciones de diferentes instituciones, quizá lo que faltaría es una visión macro de cómo gestionar posteriores incendios. Tenemos las alternativas forestales para sobrellevar esto. Se incorporan árboles, y a la vez se incorporan especies vegetales que puedan ser utilizadas, siempre y cuando sea viable, porque, claro, hay que estudiar más a profundidad esta parte técnica, si es que en un lugar afectado por minería ilegal se podría ir recuperando con sistemas agroforestales y cultivos, porque quizá estos cultivos podrían absorber algún tipo de contaminante.
¿Cuáles son las principales alternativas de recuperación de ecosistemas que se ponen en práctica en nuestro país frente a situaciones como incendios forestales?
Existen muchas alternativas para tratar de recuperar lo que ya se perdió, los sistemas agroforestales son una de ellas. No necesariamente es la mejor, la más ideal, pero es una de ellas y se sabe que es efectiva en diferentes contextos, como en la Amazonía y selva alta, en donde se encuentra la mayor cantidad de bosques. En su definición, un sistema agroforestal es tener un árbol y un cultivo que están asociados, en donde las plantas ya crecen por sí solas, por la resiliencia, hasta que estas plantas nativas colonizan nuevamente el espacio, y se vuelve a tener una cobertura forestal. Una particularidad de los sistemas agroforestales es la capacidad de recuperar lugares que han sido afectados por la minería. Esta alternativa es una forma de manejo agronómico, o agrario, por así decirlo.
Otra de las alternativas es la reforestación, que es la siembra de árboles a diferentes escalas. He experimentado reforestaciones exitosas y no exitosas, y las primeras van de la mano con el seguimiento que se realiza del proceso, además de estar sujetas a fiscalizaciones por parte del Estado. También se implica el trabajo de la naturaleza, porque llegar a un punto de equilibrio no sucede de la noche a la mañana, menos en ecosistemas complejos como los bosques, donde hay innumerables interacciones. Sin embargo, si no se trabaja de la mano con las personas locales, nunca va a ser exitoso. Eso está comprobado. La sociedad debe ser partícipe.
¿Cuál es la importancia de la educación ambiental y la cultura de la prevención frente a este tipo de desastres?
Hemos visto muchas imágenes dramáticas de los animales rescatados, y la verdad es que muchas personas, incluyéndome, nos sensibilizamos, y tratamos de ver de qué forma podemos aportar. Para mí, la forma real en la que podemos aportar ante estas situaciones es educacional. La educación ambiental es la información más necesaria que debe recibir un estudiante que va a estar vinculado a labores en ecosistemas, pero también se debe dar en otros espacios. Lamentablemente, el aspecto cultural es algo con lo que hemos venido lidiando, y si no hacemos algo, probablemente esto va a repetirse en los próximos años.
La educación ambiental es el punto de partida para que los propios ciudadanos también conozcan cómo poder preservar y evitar llegar a este tipo de situaciones. No solo se necesita educación ambiental desde lo teórico, sino también explorar, visitar estas áreas naturales protegidas, para poder sacar conclusiones propias. Es importante involucrarse con estos ecosistemas, para no solo presenciar la relevancia, sino también sentirla.