Pese a que se podría pensar que los peces beben agua constantemente, esto no es necesariamente cierto.
Conocidos por ser de sangre fría, están cubiertos por escamas y cuentan con un cuerpo aerodinámico. Incluso cuentan con agallas que les permiten «respirar» el oxígeno del agua.
Aunque viven sumergidos en el medio acuático, los peces enfrentan desafíos para mantenerse hidratados. Ya sea en ríos, lagos o mares, estos animales han desarrollado estrategias para regular el equilibrio de líquidos en su cuerpo.
En Científica Divulga conversamos con el médico veterinario Jefferson Yunis, investigador titular de la Universidad Científica del Sur y PhD en acuicultura, quien respondió algunas interrogantes sobre la hidratación de estos animales vertebrados.
¿Los peces necesitan beber agua para mantenerse hidratados?
Depende. Los peces marinos necesitan beber grandes cuantidades de agua, además de absorberla por piel y branquias debido a la diferencia en la concentración de sal entre su cuerpo y el agua. Por otro lado, los peces de agua dulce no lo necesitan. Estos peces enfrentan el desafío contrario y absorben agua activamente de su entorno, manteniendo un equilibrio hídrico mediante otros procesos
¿Cómo se hidratan los peces que viven en agua salada?
Los peces marinos viven en un ambiente donde la concentración de sal es mucho más alta que en sus cuerpos. Debido a esto, su cuerpo tiene «deshidratación osmótica», que es un proceso por el que pierden agua hacia el ambiente a través de su piel y branquias. Para contrarrestar esta pérdida, los peces marinos ingieren grandes cantidades de agua salada. Sin embargo, para evitar la intoxicación por sal, tienen mecanismos especializados en las branquias y riñones para eliminar el exceso. Las branquias contienen células especializadas llamadas «células de cloruro» que excretan sal hacia el agua, mientras que los riñones filtran el exceso de sal y producen orina altamente concentrada.
¿Cómo se hidratan los peces que viven en agua dulce?
Los peces de agua dulce enfrentan el desafío contrario al de los peces marinos, ya que el agua en su entorno tiene una concentración de sal mucho más baja que la de sus cuerpos. Esto provoca que el agua tienda a entrar en sus cuerpos por ósmosis. Para evitar la sobrehidratación, los peces de agua dulce no ingieren agua activamente, sino que la absorben a través de su piel y branquias. Para mantener el equilibrio, estos peces producen orina diluida (con baja concentración de solutos) y excretan el exceso de agua para evitar que sus células se hinchen excesivamente.
¿Existen peces que puedan vivir tanto en agua dulce como en agua salada? ¿Cómo manejan el cambio de ambientes en términos de hidratación?
Sí, existen peces con esta capacidad. Estos peces se conocen como peces eurihalinos. Ejemplos de estos incluyen los salmones, anguilas y algunos tipos de tilapias. Los peces eurihalinos tienen la capacidad de ajustar su fisiología a diferentes concentraciones de sal en su entorno. Para manejar el cambio de ambientes, estos peces pueden alterar la actividad de las células en sus branquias, que regulan la absorción de iones, así como la concentración de orina. Cuando pasan de agua salada a dulce, sus riñones comienzan a producir orina diluida y sus branquias dejan de excretar sal. En cambio, al moverse a agua salada, el proceso se invierte: producen orina concentrada y las branquias comienzan a eliminar sal.
¿Cómo afectan las condiciones ambientales la hidratación de los peces en ambos tipos de agua?
Las condiciones ambientales juegan un papel crucial en la hidratación de los peces. En particular se ven afectados por dos factores:
- La temperatura: Un aumento de temperatura puede aumentar la tasa de metabolismo de los peces, lo que podría acelerar la pérdida de agua en los peces de agua salada y aumentar la absorción de agua en los de agua dulce. Además, las altas temperaturas pueden alterar la capacidad de los riñones y las branquias para regular la osmolaridad, lo que podría llevar a problemas de hidratación o deshidratación.
- La contaminación: La acumulación de metales pesados o productos químicos, puede dañar las branquias y otros órganos especializados en el manejo de agua y sales, lo que afectaría la capacidad de los peces para regular su equilibrio hídrico. En ambientes contaminados, el estrés osmótico puede ser mayor, y los peces pueden tener dificultades para adaptarse a los cambios en la concentración de sal o agua.
Gracias a sus adaptaciones fisiológicas, como la regulación osmótica a través de las branquias y los riñones, los peces logran equilibrar líquidos y sales en su organismo. Sin embargo, las amenazas para los ecosistemas acuáticos como la contaminación deben ser controladas para asegurar la supervivencia de estas especies y el equilibrio de la vida en el agua.