Expertos señalan que esta enfermedad no solo se presenta en adultos mayores, sino que ataca sin diferencia de edad.
El Ictus, o Accidente Cerebrovascular (ACv), mal que afectó al Papa Francisco, es una enfermedad neurológica que surge cuando se obstruye el flujo de sangre y oxígeno hacia el cerebro, lo que deja sin nutrientes ni oxigenación a este órgano, impidiendo su correcto funcionamiento.
Puede presentar síntomas variados en diferentes partes del cerebro, por lo que su severidad también es diferente de acuerdo a las zonas afectadas.
Si bien esta suele presentarse comúnmente en personas mayores de 60 años, se ha demostrado que el 15% de casos de ACV se dan en adolescentes o adultos jóvenes, debido a la presencia de diferentes factores de riesgo cardiovascular asociados a esta enfermedad.
¿Cuáles son los síntomas que presenta un ictus?
De acuerdo con Fernando Runzer, médico geriatra, e investigador de la Universidad Científica del Sur, la sintomatología puede ir desde una pérdida de sensibilidad de la mitad del cuerpo, una asimetría facial, una alteración del lenguaje, hasta la confusión mental o la desorientación.
En personas mayores, los síntomas son iguales que en personas jóvenes. Sin embargo, esta puede presentarse de forma atípica en aquellas con más comorbilidades, o con problemas como demencia.
¿Cuáles son los factores de riesgo asociados a un ictus?
Dentro de los principales factores de riesgo reconocidos para enfermedades cerebrovasculares, como el Ictus, se encuentran la hipertensión arterial, las arritmias cardiacas, la enfermedad coronaria, la diabetes tipo 2, los problemas de colesterol, el consumo de tabaco, y la obstrucción de arterias importantes en el cuerpo.
Si bien estos son los de mayor relevancia, también influyen factores como el sedentarismo, los problemas nutricionales, y los antecedentes familiares con esta enfermedad.
¿Cómo debemos actuar ante un caso de ictus?
El especialista explica que lo esencial ante un caso de ACV es procedes a llevar a la persona a una sala de emergencias, o llamar a una ambulancia. Con ello, reduciremos el tiempo que habrá entre el inicio de los síntomas, y el tratamiento, evitando la pérdida de células cerebrales.
El daño cerebral que puede recibir un paciente puede ser irreversible, o muy difícil de revertir, si es que la pérdida de células cerebrales es mayor.