Existe una creencia extendida entre peruanos de que el apéndice es un órgano prescindible. No obstante, este pequeño apéndice cumple funciones claves: interviene en el sistema inmunológico, facilita la digestión al producir bacterias beneficiosas y ayuda a combatir procesos inflamatorios intestinales. En entrevista con La República, Aldo Ayvar, docente de Medicina Humana en la Universidad Científica del Sur, explica que, aunque contribuye positivamente a la salud, es posible vivir sin él — especialmente cuando una inflamación grave amenaza la vida .
¿Cuándo se recurre a su extracción?
La principal razón para extirpar el apéndice es la apendicitis, una inflamación dolorosa causada por la obstrucción de su abertura intestinal, que provoca acumulación de sangre e infección Cuando el tejido apendicular se necrosa y el órgano se perfora, libera contenido fecal al abdomen, lo que puede derivar en peritonitis — una infección grave que puede ser mortal. En este escenario, se realiza una cirugía para remover el apéndice y limpiar la cavidad abdominal.
¿Quiénes suelen pasar por la apendicectomía?
Entre el 20 % y 30 % de las personas pueden sufrir apendicitis en algún momento de su vida, según el especialista. Aunque puede afectar a niños pequeños (3–4 años) o adultos mayores (80–90 años), estadísticamente es más común entre adultos jóvenes de 20 a 40 años. Para reducir el riesgo, se aconseja seguir una dieta rica en fibra (frutas y verduras), que ayuda a evitar heces duras que podría causar obstrucción.
Otro órgano que podemos prescindir: la vesícula biliar
Ayvar también menciona que la vesícula biliar, al igual que el apéndice, tiene una función pero no es indispensable. Se extrae si desarrolla cálculos. Tras la cirugía, se recomienda evitar alimentos grasosos y seguir una dieta blanda durante al menos un mes para adaptarse a la anatomía posquirúrgica.