La investigación, publicada en la revista Remote Sensing, analizó la relación entre la cobertura vegetal urbana y la temperatura superficial del suelo (LST, por sus siglas en inglés) en los 50 distritos de Lima Metropolitana entre 1986 y 2024. Utilizando imágenes satelitales y técnicas avanzadas de procesamiento de datos, el equipo encontró que existe una relación inversa significativa: a mayor cantidad de áreas verdes, menor temperatura superficial del suelo.
«En las últimas tres décadas la temperatura superficial del suelo de Lima en promedio se ha elevado en 6.43°C. Pero, hay distritos en donde, de acuerdo a su extensión de áreas verdes, la temperatura del suelo no se ha incrementado tanto en comparación a otros distritos que tienen menos cantidad de áreas verdes. Esto ha evidenciado una desigualdad que va desde lo socioeconómico, aquellos distritos que tienen más áreas verdes o están mejor conservadas son los que tienen mayor capacidad socioeconómica, como Miraflores y San Isidro”, afirmó Dámaso Ramírez, uno de los autores del estudio e investigador de la Universidad Científica del Sur.
¿Quiénes ganan y quiénes pierden en la batalla contra el calor?
Distritos como La Molina, San Isidro, San Borja, Miraflores y Santiago de Surco destacan por haber duplicado o incluso triplicado sus áreas verdes en los últimos 40 años. No es casualidad que también sean los lugares donde el aumento de temperatura ha sido más contenido.
En contraste, zonas como Carabayllo, San Martín de Porres y Puente Piedra han perdido hasta un 75% de sus áreas verdes, principalmente por la expansión urbana desordenada. Como resultado, registran algunas de las temperaturas superficiales más altas de la ciudad.
Además, los investigadores alertan que la desigualdad social se refleja también en el acceso al frescor urbano: los distritos más acomodados son, en general, los más verdes y frescos.
Lista de los 11 distritos más afectados por pérdida de áreas verdes y aumento de temperatura:
- Lurín (Chosica)
- Lurigancho
- Puente Piedra
- Carabayllo
- San Martín de Porres
- Callao
- Santa Anita
- Los Olivos
- El Agustino
- Comas
- Ate
Estos distritos, ubicados principalmente en la periferia norte, este y sur de Lima, enfrentan ahora mayores temperaturas y menor acceso a espacios verdes públicos.
Consecuencias en la población vulnerable
Según Ramírez, las consecuencias de esta exposición constante a las olas de calor no reguladas exponen a la población a múltiples problemas de salud.
«Cuando hay muchas construcciones y pocas áreas verdes, se forma un fenómeno llamado isla de calor: la radiación solar queda atrapada, elevando la temperatura en las zonas urbanas. En casas de construcción precaria, como techos de calamina, la temperatura podría superar fácilmente los 32 o 35 °C, afectando la capacidad del cuerpo para termorregularse. Este impacto, que golpea especialmente a las poblaciones más vulnerables, ya ha causado muertes por golpes de calor en otros países y podría convertirse en un riesgo real en Lima si no se toman medidas», menciona el investigador.
La salud psicológica también se ve afectada cuando las personas no pueden realizar sus actividades productivas con normalidad debido a un entorno urbano degradado. No se trata únicamente del estado de salud individual, sino del ambiente donde viven. Una persona que habita en zonas sin áreas verdes, rodeada solo de cemento, pistas y veredas, experimenta un menor bienestar psicológico en comparación con alguien que vive en un entorno con vegetación.
¿Las áreas verdes pueden salvar a Lima del calor?
El estudio confirma que las áreas verdes son efectivas para bajar la temperatura en su entorno inmediato gracias a procesos como la evapotranspiración y la sombra. Sin embargo, su efecto no es suficiente para revertir el aumento general del calor urbano.
«El calentamiento global, el aumento de superficies de concreto y la pérdida de terrenos naturales superan la capacidad de enfriamiento de las áreas verdes urbanas actuales», señala Dámaso Ramirez.
Aun así, los investigadores insisten en que la expansión y protección de áreas verdes debe ser una estrategia prioritaria de adaptación climática para Lima, sobre todo en un contexto de olas de calor cada vez más intensas.
¿Qué soluciones propone el estudio?
Inspirados en ciudades como Curitiba o Valencia, los autores proponen que cada ciudadano limeño debería vivir a menos de 300 metros de un área verde y que se establezcan corredores ecológicos interconectados en toda la ciudad.
Además, sugieren usar especies vegetales adaptadas al clima desértico limeño para minimizar el uso de agua, y planificar nuevas áreas verdes considerando también las necesidades de los distritos más vulnerables, donde hoy el verde es casi inexistente.
En el estudio también participaron investigadores del Instituto Nacional de Innovación Agraria, Universidade Federal do Rio Grande do Sul (Brasil), Catholic University of Temuco (Chile), entre otros.