La etóloga clínica Marisol León alerta que las vibraciones, ruidos afectarían el bienestar de especies sensibles como felinos, primates y aves.
La reciente aprobación del proyecto “Arena Lima”, un recinto techado con capacidad para más de 20 000 personas, ha desatado una ola de cuestionamientos por parte de expertos, organizaciones y ciudadanos. El coliseo, que se levantaría en la zona de estacionamiento del Parque de las Leyendas, el principal zoológico de Lima, ha puesto sobre la mesa una pregunta crucial: ¿qué consecuencias tendría esta construcción en la salud física y emocional de los más de 1 300 animales que habitan el recinto?
Diversos estudios científicos ya advierten que los sonidos estridentes, las vibraciones constantes y la contaminación lumínica pueden provocar estrés crónico, alteraciones del sueño, problemas reproductivos y conductas agresivas en muchas especies silvestres. Incluso antes de que empiece a operar, el solo proceso de construcción puede representar un agente perturbador constante para animales altamente sensibles al ruido o a los cambios en su entorno. ¿Estamos priorizando el entretenimiento sobre el bienestar animal?
Para aclarar mejor el panorama sobre la afectación que sufrirían los animales la etóloga clínica y docente de la Universidad Científica del Sur, Marisol León, responde las siguientes interrogantes:
¿Cómo afecta el ruido excesivo y las luces artificiales a los animales que viven en zoológicos como el Parque de las Leyendas?
La capacidad auditiva de los animales es mucho más amplia que la de los humanos y muchas veces los ruidos que para las personas no son molestos, para ellos son inaguantables porque se amplifican a través del oído interno. Especialmente los sonidos de alta frecuencia, que alteran profundamente la conducta y el estado fisiológico de los animales. Se activan respuestas de estrés, como el aumento del cortisol, y en especies sensibles puede verse un deterioro del apetito, del sueño y del comportamiento social.
La municipalidad dice que el Arena será «totalmente cerrado» y con tecnología de insonorización. ¿Eso garantiza que no habrá impacto?
No necesariamente. La insonorización puede reducir la transmisión directa del sonido, pero no anula por completo las vibraciones estructurales, ni el impacto de los miles de asistentes que se movilizan, ni el bullicio previo y posterior a los eventos. Además, la etapa de construcción es igual o incluso más crítica: durante meses los animales estarán expuestos a maquinaria pesada, perforaciones, martilleo y tránsito constante, lo que altera su entorno sensorial. Lima crece y los requerimientos son otros, pero si se está pensando en ampliar el área de recreación, entonces lo saludable sería la reubicación de estos animales, porque ellos no van a entender por qué de pronto su estilo de vida ha cambiado de repente.
¿Qué tipo de conductas nos permitirían detectar que estos animales están sufriendo?
Conductas como caminar en círculos constantemente, morder los barrotes, arrancarse el pelaje o las plumas, rechazar el alimento o aislarse son señales claras de estrés. Si se trata de estrés crónico, puede afectar su sistema inmune y derivar en enfermedades. Entonces sí, los visitantes van a empezar a observar que los animales se pelean delante de ellos y estarán más agresivos. En cautiverio, los animales no tienen escapatoria, no cuentan con barreras naturales donde puedan buscar refugio, no pueden huir de los estímulos que los sobrecargan.
Desde su experiencia, ¿habría alguna alternativa que pueda mitigar los efectos de esta construcción en los animales que no sea la reubicación?
Va a ser complicado, no lo veo simple, por la forma de construcción de los albergues de estos animales. Construir un recinto dentro de un zoológico, especialmente uno tan emblemático como el Parque de las Leyendas, es una decisión difícil de justificar desde la perspectiva del bienestar animal.
¿Tiene un mensaje final para quienes minimizan este impacto?
Me parece importante resaltar que el respeto a los animales no solamente debería de quedar en una ley, sino también ejecutarse. Los animales nunca escogieron estar dentro de un zoológico, ellos nunca pidieron venir a Lima. Es responsabilidad de las personas proporcionarles bienestar. Si queremos verdaderamente una ciudad moderna, tiene que ser también una ciudad que respeta la vida en todas sus formas.