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Más del 91% de tensiómetros digitales vendidos en Perú no están validados, revela estudio científico

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La medición de la preesión arterial en el Perú no es efectiva, revela estudio científico. Foto: Pixabay

Los resultados de la investigación alertan sobre el riesgo que representan las mediciones inexactas para el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión en nuestro país.

La hipertensión arterial sigue siendo uno de los principales factores de riesgo cardiovascular en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 700 millones de personas viven con hipertensión sin saberlo. En Perú, estudios publicados en la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública y en la revista científica Heliyon, revelan que al menos una de cada cinco personas adultas tiene esta condición, pero solo un tercio ha sido diagnosticado. El control adecuado depende, entre otros factores, de una medición precisa de la presión arterial.

La comodidad y la accesibilidad de los tensiómetros digitales han hecho que estos sean cada vez más populares en hogares, farmacias y hospitales, para el control de la presión arterial. Pero ¿qué pasa cuando los instrumentos no han sido validados científicamente?

Con esa interrogante, un equipo de investigadores realizó una exhaustiva búsqueda entre septiembre y noviembre de 2023. Para ello, revisaron 13 populares tiendas en línea y 12 farmacias online.

“Comenzamos a cuestionarnos si los tensiómetros digitales que se venden en el país realmente estaban validados. Es decir, si habían pasado por estudios en población y cumplían los estándares internacionales”, explica Fabián Chávez Ecos, médico investigador e integrante del grupo de investigación CHANGE de la Universidad Científica del Sur. También es autor principal del estudio.

Así, identificaron que, de un total de 530 tensiómetros digitales identificados, solo 176 contaban con información suficiente para ser evaluados, y apenas 15 dispositivos (8.5%) estaban validados según bases de datos reconocidas por la European Society of Hypertension (ESH).

Otros cuatro modelos (2.3%) fueron considerados equivalentes a dispositivos validados, lo que significa que comparten las mismas especificaciones técnicas y estudios de precisión. En contraste, el 91,29% de los productos analizados carecían de cualquier evidencia científica que respalde su exactitud. El estudio fue publicado en la revista científica Blood Pressure Monitoring.

“Nos dimos con la sorpresa de que más del 90% de los dispositivos que circulan en Perú no cuentan con estudios de validación. Muchos pueden sobreestimar o subestimar la presión arterial hasta en 10 milímetros de mercurio, y eso es crucial para manejar el riesgo cardiovascular”, señala Chávez.

Entre los tensiómetros validados, la mayoría pertenecían a cuatro marcas reconocidas, con precios que variaban entre 30 y 350 dólares. Los dispositivos más baratos tendían a carecer de validación, lo que evidencia una brecha entre el costo y la seguridad.

En la investigación también participaron Sandra Chávez Malpartida, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; Alexander Parra Huaroto, de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga; Marcelo Chávez Ecos, Rodrigo Chávez Ecos, Kiara Camacho Caballero, de la Universidad Científica del Sur; Henry Anchante Hernández, de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y Carlos Toro Huamanchumo, de la Universidad San Ignacio de Loyola.

¿Cuáles son los riesgos para los pacientes?

Medir mal la presión arterial puede tener consecuencias graves. Una lectura errónea puede llevar a iniciar un tratamiento antihipertensivo innecesario o, por el contrario, a ignorar un caso real de hipertensión. “Si el dispositivo sobreestima la presión, el paciente puede terminar tomando medicamentos que no necesita. Pero si la subestima, podría pasar meses o años sin recibir tratamiento”, advierte Chávez.

Los errores no solo afectan al paciente, sino también al sistema de salud. Un diagnóstico incorrecto implica más consultas, más costos y, en muchos casos, un mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares. Según el investigador, la falta de control sobre los dispositivos que ingresan al mercado peruano agrava esta situación.

Además, el estudio detectó diferencias entre los tensiómetros de brazo y los de muñeca. Los primeros mostraron un mayor número de modelos validados. “Tomar la presión arterial es todo un arte. El tamaño del brazo influye mucho: no es lo mismo medir la presión en una persona delgada, en una gestante o en alguien con obesidad. Por eso, los dispositivos deben estar validados para distintos tipos de población”, explica.

Una herramienta para verificar la validez

Consciente de la necesidad de soluciones prácticas, el equipo desarrolló un algoritmo de verificación que permite comprobar si un tensiómetro digital está validado o no. La herramienta, incluida en el estudio científico, puede ser usada por médicos, estudiantes y personal de salud.

“Nuestro algoritmo permite verificar rápidamente si un dispositivo está validado, simplemente con la marca y el modelo. La idea es que cualquier profesional pueda hacerlo antes de recomendar su uso”, explica el autor principal.

El procedimiento consiste en ingresar el nombre y modelo del dispositivo en bases de datos reconocidas internacionalmente. Si el modelo no aparece en ninguna de ellas, se considera no validado. Los investigadores recomiendan la difusión de esta verificación entre los estudiantes de carreras de salud, profesionales y las instituciones médicas.

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Hacia una regulación necesaria

Aunque el Perú cuenta con leyes para el registro de dispositivos médicos, no existe una exigencia de validación previa a su venta o importación. Esto representa un vacío normativo y significa que un tensiómetro puede comercializarse sin demostrar su precisión científica.

“Debería existir una norma que impida la compra o importación de dispositivos no validados. Estamos hablando de licitaciones por millones de soles y de decisiones que impactan directamente en la salud pública”, indicó Chávez.

En otros países, las medidas regulatorias son más estrictas. Brasil exige que todos los tensiómetros sean validados antes de llegar al mercado, mientras que Canadá mantiene una lista oficial de dispositivos aprobados. En América Latina, solo unos pocos países cuentan con mecanismos similares.

El estudio propone un cambio de enfoque: promover políticas de compra pública responsable, donde el Estado adquiera solo dispositivos validados para hospitales y centros de salud. Esta medida reduciría el margen de error en las mediciones y mejoraría el manejo de la hipertensión en el país.

Educación, tecnología y prevención

Además de la regulación, la investigación subraya la importancia de la formación médica y la educación ciudadana. “Hay que concientizar a médicos y usuarios. Un tensiómetro validado no es un lujo: es una herramienta de prevención que puede salvar vidas”, enfatiza Chávez.

En cuanto a las nuevas tecnologías emergentes, como los relojes inteligentes y las bandas deportivas que prometen medir la presión arterial, pese a que algunas ya están siendo evaluadas, estas aún no sustituyen a los dispositivos clínicos. “Los smartwatches pueden ser aliados en la prevención, pero deben pasar por estudios de validación. No basta con que sean de última generación si no garantizan precisión”, indica el investigador.

La tecnología puede ser una gran aliada para la prevención en salud, siempre que se utilice con responsabilidad. “Invertir en dispositivos validados y en educación preventiva es más costo-efectivo que tratar las consecuencias de un accidente cerebrovascular o un infarto”, comenta.

Un llamado a la acción

Los resultados del estudio marcan un precedente en la región y abren la puerta a nuevas investigaciones sobre la calidad de los dispositivos médicos en el país. El grupo espera que sus hallazgos sirvan para impulsar campañas de educación en salud y reformas en las políticas de control sanitario.

“Medir la presión arterial correctamente es fundamental. No se trata solo de tecnología, sino de confianza y de prevención. Nuestra meta es que tanto médicos como pacientes sepan reconocer un dispositivo seguro”, concluyó Chávez.

La investigación está enmarcada en los esfuerzos de la iniciativa HEARTS en las Américas, promovida por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que busca mejorar el control de la hipertensión a través del uso exclusivo de dispositivos clínicamente validados.

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